Las tecnologías de la información y de la comunicación se aplican desde hace muchos años en distintos espacios administrativos, comerciales, empresariales, etc. de las sociedades actuales. La utilización de estas herramientas en las escuelas, en relación con los procesos de enseñanza-aprendizaje, optimiza la calidad educativa de nuestras prácticas pedagógicas.
Como integrantes de una sociedad letrada no podemos concebir nuestra vida sin la escritura puesto que es una herramienta que utilizamos a diario. Pero el advenimiento de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (radio, televisión, telefonía, Internet) ha modificado los escritos actuales. Además, no podemos desconocer que el desarrollo tecnológico está produciendo cambios muy significativos en el conjunto de las relaciones sociales y en las prácticas de la lectura y de la escritura.
Hoy leemos y escribimos de modo diferente: leemos en pantalla y escribimos con teclado, utilizamos Internet y otros canales telefónicos. Entonces, tenemos que replantearnos la importancia y el lugar que le otorgamos a la tecnología en nuestra profesión. Con la tiza y el pizarrón en el aula hoy, ya no es suficiente. De ahí, en parte, el desinterés de los alumnos durante el desarrollo de las clases.
Es preciso reconocer que las nuevas tecnologías otorgan numerosos beneficios económicos, sociales, pedagógicos y culturales a quienes las utilizan apropiadamente.
Sin embargo, en el contexto pedagógico local su impacto sobre la educación no ha sido significativo aún. Cabe señalar, que los alumnos pueden hacer uso extensivo de las mismas dentro y fuera de las escuelas. Por esta razón es una buena idea utilizar las nuevas tecnologías como dispositivo didáctico (...)
Desde una mirada constructivista tenemos que contemplar el uso de las TICs como instrumento cognitivo, es decir, enseñar-aprender con las TICs a través de actividades colaborativas e interdisciplinarias.
Las prácticas educativas deben adaptarse a los cambios tecnológicos e incluir la lectura y la escritura electrónica.
La aplicación de herramientas digitales para el manejo de la información y la comunicación posibilita la creación de situaciones de aprendizajes motivadores que responden a los intereses de los educandos y que les permiten construir conocimientos significativos y desarrollar competencias a través de actividades específicas.
Ante interrogantes sobre el qué, cómo y para qué enseñar; qué recursos incluir y cómo evaluar, nos damos cuenta de que existe una gran distancia entre la formación que recibimos y la formación que debemos
propiciar en nuestros alumnos.
El conocimiento ya no es un conjunto de datos que se acumulan y que podrán utilizarse alguna vez, sino que debe ser considerado como un conjunto de procesos que se pone en marcha para la construcción de modelos mentales interpretativos de la realidad circundante. Estos modelos significativos, se configuran en base a contrastes que dotan al individuo de posibilidades para producir reflexiones críticas y acciones creativas.
Para atender los cambios substanciales de este momento que exigen nuevos escenarios educativos, las nuevas tecnologías son un recurso válido que permite una educación adecuada al mundo en que se vive.
La educación superior no puede estar ajena a estas transformaciones y por este motivo, es necesario replantear las propias prácticas e incorporar paulatinamente, la aplicación de los recursos digitales en el desarrollo de los diferentes espacios curriculares, sustentada en elementos conceptuales que permitan distinguirlos como herramientas didácticas, previo análisis de su aplicabilidad y adecuación a los distintos procesos de enseñanza-aprendizaje.
Para atender los cambios substanciales de este momento que exigen nuevos escenarios educativos, las nuevas tecnologías son un recurso válido que permite una educación adecuada al mundo en que se vive.
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